Empezaré contando un poco de mi…
Hoy en día tengo 34 años, estoy casada con un hombre que es mi mejor amigo desde que tenía 16 años y soy migrante venezolana. Sufro de depresión y ansiedad.
Faltando 9 días para mi cumpleaños número 30, estaba acostada viendo televisión cuando vi y sentí un movimiento en mi vientre.
«Recuerdo haberme asustado mucho, tenía 6 meses de mi última relación sexual, lo que quería decir que si era un embarazo tenía ya 6 meses, si no, podía ser algo grave.»
Entré en pánico, era sábado y estaba totalmente sola. Decidí llamar a mi ex pareja para decirle lo que estaba ocurriendo, ya que me encontraba sola en una ciudad y no sabía que hacer.
Al día siguiente llegó, por lo que decidimos que debía realizarme una prueba de embarazo, la cual dio positiva. Yo me quede en shock, no podía creerlo, ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Él se molestó mucho, empezó a gritarme que esto era mi culpa.
En ese momento mi situación económica no era la mejor para darle una vida a un bebé, producía poco dinero y él claramente no deseaba este embarazo. Sabía que no contaba con su apoyo en ningún aspecto, ni económico ni afectivo, por lo que la solución era muy clara: tenía que dar en adopción a mi bebé.
«Mi ex es un tipo mezquino y maltratador, jamás me golpeó, pero me aisló del mundo. Vivía en un ir y venir de amor que me sostenía siempre esperando migajas, él salía con otras y le molestaba si yo hacía lo mismo. Era una relación enferma y tóxica.»
Un día antes de mi cumpleaños, decidí ir al ginecólogo, el ultrasonido mostraba a una linda niña. Se encontraba sana y hermosa, tenía exactamente 6 meses de embarazo.
En ese momento decidí darla en adopción, sabía que no podía ser la madre que ella merecía y que nunca tendría un padre cariñoso. Yo me encontraba en un momento muy malo emocionalmente y comprendí que si me quedaba con ella pasaríamos mucho trabajo las dos, ella tendría a una mamá con depresión y un padre que jamás vería.
En Venezuela no puedes dar un niño no nato en adopción, una vez que el bebé nace estás obligada a pasar 6 meses con el niño. Si en el momento en el que nace quieres darlo en adopción tienes que demostrar que no eres psicológica, física, ni económicamente capaz de cuidar al bebé. En ese momento se entrevista a la familia, si se dictamina que la abuela, un tío, un primo o alguien cercano puede cuidarlo se le entrega al familiar capacitado, a menos que el familiar se niegue rotundamente, en ese caso el niño entra en sistema en el cual va a parar a alguna de las casas hogar (ya saturadas de niños abandonados a esperar una familia).
La otra opción es abandonar al niño en el hospital donde nazca o abandonarlo directamente en la puerta de una casa hogar.
«Yo no quería abandonar a mi bebé, quería como esas adopciones de película americana, así que busqué apoyo en Internet y encontré a la fundación PRO ADOPCIÓN.»
Ellos se encargan de ayudar a mujeres embarazadas que quieran dar a sus hijos en adopción de manera consciente y responsable, ellos fueron los que encontraron una familia para mi hija.
Se lo dije a mi familia y todos me apoyaron muchísimo, aunque ninguno quería que la diera en adopción y trataron de convencerme. Pero yo estaba segura de que era la mejor decisión, sabía el dolor que venía con esa renuncia, pero también tenía claro que ese dolor se pagaría con que mi hija tendría la vida que realmente merecía.
A los dos meses de saber que estaba embarazada viajé a la capital, ahí me encontré con mi familia y en dos días conocí a la nueva familia de mi bebé. Era una pareja maravillosa que tenía 8 años buscando salir embarazados por todos los medios, pero no lo lograban.
Desde el día que fui al médico y vi a mi bebé en el eco decidí hacerlo todo bien, tomé las vitaminas prenatales, fui a verme con mi médico regularmente, decidí hacer la tarea con amor. Le hablaba a mi bebé y le explicaba por qué había tomado la decisión evitando mencionar al progenitor, ahora tenía no solo el apoyo de mi familia, sino también el de los padres adoptivos.
Finalmente llegó el día, tocó hacer cesárea porque la bebé era pequeña. Todo salió bien, la niña nació en el límite de peso, pero estaba sana y completa. Sus nuevos padres no podían con tanta emoción, nos cuidaron muy bien a las dos los tres días que estuve en la clínica y luego tocó despedirme de mi niña…
«Fue doloroso, lloré mucho, pero ella estaba con la familia correcta y mi decisión era la mejor para ambas.»
Ella cumplirá 4 años en poco tiempo, la veo en fotografías que me mandan sus padres y seguimos en contacto. Mi madre es la más cercana, ella y la bebé se llevan muy bien, la llama «abuelita». Mi hija está recibiendo todo lo que merece, lleva una vida llena de amor y alegría. Sus padres la aman, esta rodeada de amor y es lo más importante para mí.
Yo me casé, mi esposo conoce mi historia y me apoya, ha sido mi refugio todos estos años. Esta bebé vino a rescatarme y hoy entiendo que mi misión era traerla a este mundo para unirse con sus padres. Cada día agradezco haberme enterado de mi embarazo en ese momento, de lo contrario hubiera abortado.
A ella le agradezco venir a salvarme, a mostrarme el amor.
Permanezco en el anonimato por el bien de mi hija y mi esposo.
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