Todas las mujeres hemos sufrido de acoso alguna vez, ya sea de pequeñas cuando no entendíamos que era esto o de grandes cuando nos damos cuenta de lo que está pasando pero por varios motivos no lo queremos reportar, desde miedo hasta vergüenza. Porque sí, desgraciadamente nos han enseñado desde pequeños a que esas cosas dan pena, a que no debemos decir lo que nos está pasando y porque cada día tenemos más miedo de alzar la voz.
A mi me pasó hace menos de un año, dentro de mi universidad, dentro de un salón de clases con más compañeras y cuando lo reporte me dijeron cosas como «no podemos hacer nada porque no tenemos cámaras para confirmar lo que estás diciendo», «si hubiera sido tan grave no te hubieras esperado tanto en reportarlo» o «las cosas que me enviaste para demostrarlo no son suficientes». Sin embargo, tras hacer un poco de investigación sobre el tema y sobre el dichoso acosador, me fui dando cuenta de que yo no era la única a la que le había pasado esto, solamente que nadie había dicho nada al respecto. Pero, ¿por qué se quedaron calladas las otras personas?
Porque vivimos en un mundo donde el profesor siempre tiene la razón, porque vivimos en un mundo en el que las mujeres somos unas «exageradas» o «emocionales», porque si lo reportamos vivimos con más miedo de que se vuelva algo más grande y estemos en peligro, porque estamos acostumbradas (erróneamente) a callarnos las cosas, porque si te tardas en hablar «ya no pueden hacer nada», porque si pides cambio de profesor «no tenemos otro profesor, mejor date de baja de la materia», porque nadie nos cuida si no lo hacemos nosotras, porque es un mundo machista, porque nadie nos cree.
No lo reportamos porque nos da vergüenza:
Personalmente, a mi me dio vergüenza conmigo misma. Porque no me defendí, porque no supe poner un alto, porque me esperé mucho tiempo para reportar lo que estaba sucediendo. Porque nos han enseñado a que si eso te pasa es porque tu lo provocaste, porque al final la culpa siempre será tuya para los demás, no la del acosador, no la del agresor. Porque simplemente alzar la voz me dio pena, me sentí muy pequeña, muy tonta, muy inofensiva.
No lo reportamos porque nadie nos cree:
Porque no tienes suficientes pruebas, porque no hay cámaras en donde te sucedió, porque tienes fama de ser exagerada, porque el acosador es exalumno de tu escuela, porque el acosador nunca ha tenido un reporte de conducta, porque eres la primera que alza la voz. Porque todos nos tiran de locas, de dramáticas. Porque nadie puede darse cuenta del trabajo que cuesta hablar de esto y aún cuando logras hablarlo, de nada sirve porque te tardaste mucho en reportarlo y entonces fue algo «equis».
No lo reportamos porque nos da miedo:
Nos da miedo que si toman medidas extraordinarias, esté afuera esperándonos. Nos da miedo que nos señalen y hablen de nosotras, nos da miedo que oculten la situación, nos da miedo que no hagan nada al respecto. Nos da miedo salir de clase y que no lleguemos a nuestras casas, nos da miedo que en el camino nos intercepten y nos hagan más daño. Nos da miedo que no nos crean, nos da miedo hablar, nos da miedo expresar lo que sentimos en esos momentos. Nos da miedo ser grandes, ser fuertes, ser valientes.
No lo reportamos porque así nos han enseñado:
Nos han enseñado toda la vida a que el hombre es más, a que la mujer debe estar sometida, debe callarse y posar como una muñeca de aparador. Nos han enseñado a no reportar estas cosas porque «nos dejan marcadas», porque «nadie va a querer a una niña que ha pasado por eso». Nos han enseñado a ser menos, a callarnos cuando algo no está bien, a callarnos cuando sentimos algo, a callarnos cuando nos están haciendo daño. No lo reportamos porque los hombres siempre nos han hecho menos, nos han tachado. No lo reportamos porque nunca nos enseñaron a alzar la voz, a defendernos, a romperle la cara a quien nos está agrediendo…
No lo reportamos porque no es fácil:
No es fácil hablar del tema, no es fácil alzar la voz, no es fácil darnos cuenta de lo que está pasando, no es fácil tener el valor. No lo reportamos porque cuando te pasa, te quedas inmóvil, te quedas paralizada del miedo. No lo reportamos porque no es una situación «equis», porque cuesta sacarlo de tu sistema, porque nadie nos ha enseñado a hacerlo. No lo reportamos porque es difícil entender y pasar por esa situación, sobretodo vivirla y hablar de ella.
No lo reportamos porque el sistema es una mierda:
El sistema siempre nos hace menos, el sistema siempre esta corrompido, el sistema siempre está dominado por hombres machistas y estúpidos. No lo reportamos porque no hacen nada al respecto, porque cuando buscas hablar con una autoridad más alta la de abajo te regaña, porque si buscas ayuda «no es suficiente lo que dices», porque es más fácil esconder la situación que hacer algo al respecto. El sistema es una mierda, los directivos son una mierda, la autoridad es una mierda, las instituciones son una mierda. No lo reportamos porque el maldito sistema es una reverenda mierda.
No lo reportamos porque creemos que es nuestra culpa:
Cuando nos pasa, creemos que es nuestra culpa. Ya sea porque somos amables, porque usamos falda, por nuestra personalidad, por nuestro cabello, por todo. No lo reportamos porque cuando somos acosadas pensamos que nosotros motivamos al agresor a hacerlo, porque nadie nos enseña a que no es nuestra culpa. No lo reportamos porque creemos que la blusa que llevamos era muy escotada, porque si nos reímos de algo le estamos dando entrada, porque si te gusta sentarte de cierta manera lo estamos incitando. No lo reportamos porque como mujeres y como víctimas de estos abusos, sentimos que fue todo nuestra culpa.
«Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior»
Frida Kahlo