Hace unos días tuve el valor de reportar a un profesor que me acosaba, tanto virtual como físicamente. Como defensa, guardé todos los comentarios y likes que me dió durante todo el semestre para poder tener pruebas y un respaldo de lo que estaba a punto de decirle a mi director de carrera. Esperé a que terminara el semestre pasado para no estar más incomoda de lo que ya estaba, porque al final del día iba a tener que seguir viéndolo en clase o en la escuela. Al final del semestre decidí no decir nada porque pensé que no lo volvería a tener que tratar o ver (error #1 de mi parte), pero para mi sorpresa, lo teníamos el siguiente semestre (el actual). Así que cuando me di cuenta de eso, tomé la decisión de acudir a una autoridad, en este caso, mi director de carrera.

Cuando llegue a contarle, en realidad iba muy nerviosa, lo había pensado todo y en ese momento ni siquiera me acordé de todo lo que había planeado. Una amiga fue conmigo, y me dio su apoyo total. De hecho, durante el semestre en el que sufrí de este acoso, ninguna de mis compañeras supo que hacer más que no dejarme sola en ningún momento. Nuestro salón es pequeño, y no en cuanto al espacio sino a los integrantes, somos únicamente 4 mujeres (aunque a veces tenemos más compañeras de otros semestres). Todas fueron testigos de todo lo que sucedió, alguna hasta me hacía comentarios en broma de «ahí viene tu novio» para relajar la situación, pero no funcionaba, claramente.

Este profesor era ex alumno de mi universidad, por lo que todos nos hablaban bien de él antes de que lo conociéramos. Y en realidad no se tenía el tipo de ser un acosador, nos llevábamos bien con él, nos dejaba poca tarea, no nos ponía faltas… Pero todo esto era para poder respaldarse de cualquier acusasión o para que sus acciones no se vieran fuera de lo normal.

Todo empezó cuando me mandó solicitud de amistad en Facebook, lo cual a mi se me hizo muy normal ya que tengo a varios profesores y profesoras en mis redes y jamás he tenido algún problema con eso. Siempre he tenido una relación buena con la mayoría de ellos y siempre ha sido todo muy formal, de hecho cuando alguno de nosotros va tarde nos mandamos un inbox para avisar, lo cual es más sencillo a veces porque casi nadie revisa su correo cada 10 minutos, pero en fin. Decidí aceptarlo porque se me hizo algo equis y hasta normal, ya no estamos en primaria y como les digo, teníamos una buena relación con él. Unos días después me dio follow en Instagram, supuse que lo había encontrado por FB porque no tengo el mismo nombre de usuario, pero lo acepté.

Al principio todo estaba bien, me daba like en una que otra publicación, cosas normales como posts de diseño o algún meme. Pero de pronto esos likes se fueron presentando más constantemente, al nivel de darme like TODOS LOS DÍAS, en todo lo que publicaba, desde memes hasta imágenes de «free your niple», lo cual ya no se me hizo normal porque seguía siendo mi profesor y no eramos amigos o teníamos ese tipo de confianza, ni estabamos cerca de estarlo. Lo mismo sucedió con Instagram, likes en todas mis fotos y empezó a responder mis historias…

Al mismo tiempo, estando en clase, me di cuenta de que siempre que podía nos ponía ejemplos sexuales. Sé que suena tonto, pero todo va tomando forma cuando te das cuenta de lo que está pasando. Empezó a ser más buena onda con cosas como «saquen su cuaderno para el examen» o que no nos ponía retardo, nos dejaba salir a fumar entre clases. Empezó a ser más buena onda de lo normal. Pero un día, yo estando en mi escritorio trabajando con la computadora, me tomó del hombro. Se paró justo detrás de mi y puso su mano en mi hombro. Y fue ahí cuando me di cuenta de que para nada era normal, ninguna de sus acciones, sus palabras, nada. Los días pasaban y el solo pensar que teníamos esa clase me agotaba, mis compañeras se daban cuenta por lo que no me dejaban sola en ningún momento, siempre les enseñaba todo lo que pasaba en mis redes.

Decidí no bloquearlo porque sería la única manera de demostrar las cosas cuando lo reportara, tenía comentarios, likes en posts de Facebook e Instagram, mis amigas de testigos y todo lo de Instagram. Así que deje las cosas como estaban y le platiqué lo que ocurría a uno de mis profesores de suma confianza, cuando le conté lo que estaba pasando me dijo «nadie tiene ningún derecho de tocarte, nadie». Pero por dejarlo así no lo reporté hasta que me di cuenta de que el siguiente semestre impartiría una de nuestras clases, así que antes de que iniciara el semestre busque a mi director de carrera y le envié todo lo que tenía por correo.

Una semana más tarde me llamó para hablar del tema, su respuesta fue «lo siento, lo que me mandaste no es nada y sé que estarás incómoda así que si quieres da de baja la materia y la tomas en verano». Esas fueron sus palabras, a pesar de que el día que fui a hablar con el una amiga le dijo que no era la primera vez, que también había sucedido en otra carrera. Nosotras sabíamos que también en otros semestres de nuestra carrera había pasado, pero nunca nadie había dicho nada del tema, nadie lo había reportado. Creo que fue por los «beneficios» del profesor, como comentaba hace un momento, no ponía faltas, dejaba sacar el cuaderno en examen, etc. Así que supongo que a pesar de que estamos viviendo en un momento duro para las mujeres, muchas todavía no se dan cuenta de las cosas y situaciones que vivimos y que son realmente incómodas, injustas y peligrosas.

Cuando le conté a mis otras compañeras lo que había sucedido, tomaron la decisión de apoyarme por completo y dimos de baja la materia, para que el sistema se diera cuenta de que nadie tomaría la clase con este profesor. Mi director de carrera no supo que hacer, así que acudimos con el director académico y nos dio la misma respuesta «den de baja la materia…» obviamente me echo la culpa con comentarios como «por eso no tengan a sus profesores en las redes sociales» y nos firmó una carta compromiso en donde nos abrirían la materia en verano para no atrasarnos en el semestre. En fin, pasó y decidí irme más arriba. Trate de sacar una cita con el dueño de la escuela, el jefe de jefes, pero me ignoraron. Así que le mande un correo con la carta del director académico firmada por él y le puse:

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«La solución al problema de acoso (mencionado en la carta) fue dar de baja la materia y cursarla en verano, ya que «no» pueden cambiar al profesor que la imparte. El problema que tenemos es que una de nosotras tenemos beca y no puede perderla, y otra compañera se atrasó debido a motivos económicos por lo que necesita recursarla y no puede hacerla en verano. 

Sabemos que este tema ha sido tratado ligeramente en ocasiones pasadas, por lo que YO, Ana Paola De la Torre Manzur le quiero pedir se tomen medidas extraordinarias, de lo contrario tendré que tomarlas yo por mi cuenta. 

Esperamos su respuesta lo más pronto posible, 
Gracias, Paola.»

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Claro que fue una amenaza de mi parte, claro que jamás me contestó el correo… Porque así es el sistema, así son las cosas en lugares donde deberíamos estar seguros.

A los dos días nos enteramos de que habían despedido al profesor. Nadie había dicho nada en los años que había trabajado ahí, nadie podía creerlo. Claro, nuestro salón se hizo de reputación porque «¡no lo puedo creer, son unas problemásticas!» pero al final del día las que lo presenciamos, las que sufrimos por eso somos libres. Libres de volver a ver su cara, libres de volver a sentirnos inseguras, libres de volver a pasar por eso, libres por haber alzado la voz, libres porque nos escucharon (de alguna u otra manera).

Y lo único que puedo decir sobre esta situación es que jamás volveré a dejar que algo así me suceda, jamás volveré a dejar que alguien me someta de esta manera, jamás volvere a bajar la cabeza y jamás me quedaré callada ante estas situaciones. No lo hice solo por mi, lo hice por todas mis compañeras a las que les había pasado, por todas las niñas que iban a tomar clase con el en un futuro.